No necesitas una pista de baile, ni música a todo volumen, ni siquiera saber moverte bien. Solo necesitas dejarte llevar. En los últimos años, la práctica de bailar en casa —solos, sin público ni reglas— se ha convertido en una especie de terapia emocional libre. Y no, no es una moda pasajera: la ciencia lo respalda.
Según un estudio publicado en Frontiers in Psychology, bailar de manera regular puede reducir los niveles de ansiedad y depresión hasta en un 35%. Esto se debe a que el movimiento estimula la producción de endorfinas y dopamina, dos neurotransmisores clave del bienestar emocional. Pero no se trata solo de beneficios químicos: bailar activa regiones del cerebro relacionadas con la memoria, la empatía y la creatividad.
Por eso están en auge propuestas como los silent discos, los dance breaks de TikTok, o los talleres de danza libre tipo “ecstatic dance”, donde nadie te mira ni juzga. Es solo tu cuerpo, tu música y lo que estás sintiendo en ese momento.
Cada vez más terapeutas recomiendan incorporar movimiento corporal libre como parte de una rutina de autocuidado. Bailar no solo ayuda a liberar tensiones acumuladas, sino que permite expresar lo que a veces no se puede poner en palabras. Y lo mejor: no cuesta nada, no tiene horario y no exige resultados.
Así que la próxima vez que te sientas apagado, triste o bloqueado, pon una canción que te mueva (en todo sentido) y baila sin pensar. A veces, un par de minutos en tu sala pueden hacer más por ti que horas de scroll.