El marketing de influencers ha sido, durante la última
década, uno de los pilares más eficaces de las estrategias digitales. Pero en
2025, con una audiencia cada vez más exigente, algoritmos en constante cambio y
una saturación de contenido promocionado, surge una gran pregunta: ¿sigue
siendo rentable invertir en creadores de contenido? Spoiler: la respuesta no es
tan simple como un “sí” o un “no”. Depende del enfoque, los datos… y de
elegir bien a tus aliados.
El mercado no para de crecer
Para empezar, hablemos de números. Según el Influencer
Marketing Benchmark Report 2025, el valor de esta industria ha alcanzado los
24.1 mil millones de dólares, duplicando su tamaño respecto a 2021. Además, el
89% de los marketers afirman que el ROI del marketing de influencers sigue
siendo igual o mejor que el de otros canales, como los anuncios pagados o el
email marketing.
Pero la clave no está solo en cuántos millones genera el
mercado, sino en cómo se invierte ese dinero. El crecimiento no ha sido
uniforme: mientras los “megainfluencers” (más de 1M de seguidores) han visto
una ligera caída en efectividad, los “micro” (10k-100k) y “nano” influencers
(1k-10k) han ganado terreno por su cercanía, engagement real y credibilidad
ante audiencias específicas.
Engagement sobre alcance
En 2025, las marcas ya no se dejan impresionar por los
números de seguidores. Lo que importa es el nivel de conexión con la audiencia.
Los influencers con menos seguidores pero con una comunidad activa y nichada
están mostrando mejores resultados. De hecho, según HypeAuditor, los nano
influencers tienen una tasa de engagement promedio del 5.2%, mientras que los
megainfluencers apenas alcanzan el 1.1%.
Esto ha llevado a que el 65% de las marcas prefiera trabajar
con microinfluencers, ya que son percibidos como más auténticos, más accesibles
y más alineados con valores reales, algo que los consumidores valoran en un
contexto saturado de publicidad.
¿En qué plataformas está la acción?
Instagram y TikTok siguen dominando. En 2025, TikTok se ha
convertido en la plataforma favorita de los Gen Z y Alpha, con campañas que
alcanzan millones de visualizaciones orgánicas. Instagram mantiene su fuerza
gracias a su versatilidad (reels, historias, lives, feed), mientras que YouTube
es el rey del contenido de larga duración y tutoriales, ideal para productos
complejos o con ciclos de compra largos.
Curiosamente, plataformas como LinkedIn y Twitch están
ganando terreno en sectores específicos como el B2B y el gaming,
respectivamente. El influencer marketing ya no es solo para moda, belleza o
viajes, sino también para educación, tecnología, salud y hasta banca digital.
El nuevo reto: credibilidad y transparencia
Con el aumento de la inversión ha venido también una mayor
vigilancia. En muchos países, los reguladores exigen que los influencers
declaren sus colaboraciones comerciales de forma clara. Y los consumidores lo
agradecen: el 74% de los usuarios desconfía de los influencers que no etiquetan
sus publicaciones como patrocinadas, según un estudio de Statista.
La autenticidad se ha vuelto una moneda más valiosa que el
glamour. Marcas que optan por co-crear contenido con influencers —en lugar de
solo enviar un brief— ven mejores resultados y una percepción más positiva. El
contenido genuino, que refleja la voz del influencer y no solo la de la marca,
es el que genera conversiones reales.
¿Sigue siendo rentable?
Sí, el marketing de influencers sigue siendo rentable en
2025, pero solo si se hace con estrategia, datos y enfoque humano. Las marcas
que entienden que no se trata solo de vender, sino de construir comunidad,
contar historias y generar confianza, son las que realmente están ganando.
El influencer perfecto ya no es el más famoso, sino el más
congruente con tu marca y capaz de inspirar con autenticidad. Porque al final,
lo que más vende es la credibilidad.