Lo más seguro es que si estás leyendo este artículo creíste que en el ibas a encontrar una nueva dieta de moda con la que conseguirás sentirte y verte cómo siempre has querido. Mi propuesta garantiza los mismos resultados, pero no tiene nada que ver con la comida.
Sorry, sé que para este momento te sientes engañada o víctima de clickbait leyendo algo que no es lo que pensabas. Pero te pido paciencia, puede ser que este artículo sea justo lo que necesitabas leer hoy.
Empezaré contándote mi propia historia, ya que no puedo recomendarte o darte un sermón de algo que no he probado yo misma, así que ahí va. Desde muy pequeña tenía una fuerte fijación con cómo se veía mi cuerpo, que con los años, la presión social impuesta en las mujeres y un deporte de alto rendimiento esta inocente preocupación se terminó convirtiendo en un trastorno alimenticio que cambió mi vida y la manera en la que veo mi cuerpo.
Desde pequeñas vemos las dietas de la sopa de cebolla, la manzana o el brócoli que hacen familiares para entrar en un vestido; los viajes que se limitan o fotos que se dejan de tomar por no verse bien en un traje de baño; los halagos a los cuerpos que no podrían verse más distintos al nuestro y la felicitación de nuestras tías cada vez que alguien baja de peso. Queriendo o no internalizamos la importancia que otras mujeres le dan a su figura y lo inconformes que se sienten al no cumplir con ciertas características. Dime si me equivoco, pero lo primero que notamos al vernos al espejo la mayoría de nosotras es lo que no nos gusta, el exceso de panza o como nuestras piernas tocan en la parte de arriba. No solo eso, sino que nuestro reflejo parece mostrarnos todo lo que no tenemos, esa panza con cuadritos, el thigh gap de nuestros sueños y brazos torneados como artista de Hollywood.
Buscar dietas o rutinas de ejercicio que nos convertirán en la versión de nosotras mismas que saldría en las películas es tentador, yo misma lo hice, pero déjame contarte algo. Después de años de obsesionarme con mi cuerpo y mi figura llegué a mi peso más bajo. Lo que encontré no fue la vida que siempre soñé, sino a una niña asustada y enferma que al verse al espejo veía el cuerpo que siempre había querido tener, pero nunca se había sentido tan insegura e infeliz en su vida.
Yo sé que llevan años prometiéndonos que al final de ese juice cleanse o de esas clases de bici diario se encuentra nuestra tan deseada autoestima, pero I call bullshit. No digo que hacer ejercicio no nos brinde endorfinas que nos motivaran o que comer de manera balanceada y sana no nos hará sentir mejor, solo te pido que te preguntes si haces todas estas cosas por sentirte mejor o por verte como Instagram te ha dicho que te tienes que ver. No trato de juzgarte, confía en mí, más de la mitad de mi vida la respuesta siempre fue la segunda, es más a veces todavía caigo en ese juego.
Yo propongo una nueva manera de sentirnos bien con nosotras mismas, la dieta de las Diosas. Espero no sufras demasiado cringe al leer esto ya que en lo que consiste esta dieta no es en limitar nuestro consumo de alimentos sino en alimentarnos de amor propio. A las Diosas se les rinde culto, se les alaba y eso es lo que pido de ti. Empieza por verte al espejo pero fíjate solo en lo que gusta de ti, criticar nuestro sagrado cuerpo no es de Diosas chica. Continúa por agradecer a tu cuerpo todo lo que te permite hacer a diario, caminar, sentir, tocar, etc. El siguiente paso es sumamente importante así que ponme atención, quiero que te hables a ti misma como le hablarías a alguien que quieres, yo sé que no eres una bitch con tus amigas así que no lo seas contigo.
Al igual que no existe una dieta mágica, practicar la dieta de las Diosas no funciona de un día para otro. Requiere de constancia y de nuestra fuerza de voluntad para resistir esos pensamientos que nos privan de vivir como Diosas, no mañana o en un mes que consigamos nuestros cuadritos sino cada día de nuestras vidas. Desde el inicio del artículo te dije que no te iba a recomendar nada que yo no hubiera hecho o vivido y es importante para mí la honestidad por lo que me toca decirte que este proceso no es uno lineal. Llevo años practicando esta dieta y la verdad es que hay días o meses en los que no me gusta lo que veo en el espejo pero te invito a que junto conmigo en esos días te pares un ratito extra frente ese reflejo y te digas una y otra vez todas las razones por las que eres una Diosa.