El deporte femenino está viviendo una explosión global. Lo que hace solo unos años se veía como nicho, ahora se convierte en una industria en crecimiento con audiencia, impacto mediático y financiamiento serio. Para 2025, se prevé que los ingresos del deporte femenino de élite alcancen cifras históricas, reflejando no solo la pasión de los fans sino también un cambio estructural. Este artículo explora cuáles son esos cambios, quiénes están liderando y qué queda por hacer.
Según reportes recientes, se espera que el deporte femenino genere aproximadamente 2,350 millones de dólares en ingresos durante 2025, lo que representa un crecimiento del 25% respecto al año anterior. En 2024, los ingresos ya se habían situado alrededor de los 1,888 millones de dólares, lo que indica una clara tendencia ascendente.
El baloncesto femenino, y especialmente la WNBA, es uno de los motores principales en este crecimiento, contribuyendo con un porcentaje cada vez mayor al total de ingresos del deporte femenino. En paralelo, ligas de fútbol femenino como la Liga MX Femenil están escalando rápido: la Liga MX Femenil ya se ubica como la tercera liga femenina más vista globalmente, con un promedio de asistencia de aproximadamente 3,100 espectadores por partido, muy por debajo aún de ligas como la NWSL, pero mostrando una evolución notable.
El crecimiento no solo se mide por quien asiste al estadio, sino por quien ve los partidos. En el Clausura 2025 de la Liga MX Femenil, se registraron 22.4 millones de visualizaciones en plataformas digitales y televisión, con un promedio de 329,000 vistas por partido. Partidos clave alcanzaron audiencias aún mayores: América vs Querétaro rebasó 1.1 millones de vistas digitales, por ejemplo.
El deporte femenino ya no está pidiendo lugar: lo está conquistando. El incremento en ingresos, el aumento de visibilidad, audiencias tanto físicas como digitales y el profesionalismo creciente indican que esto apenas comienza. ¿Qué necesita hacerse para asegurar que este crecimiento sea sostenible? Inversión en infraestructura, salarios justos, cobertura mediática constante y apoyo institucional. Si estos pilares se fortalecen, lo que hoy parece un boom será la nueva norma.