Creo que es razonable decir que la mayoría de las personas jóvenes crecieron viendo películas estadounidenses. Afectaron cómo nos vestimos, peinamos, cómo nos expresamos y hasta el tipo de persona que nos atrae. Somos seres crédulos, fáciles de confundir y convencer. Hollywood ha definido cómo pensamos hacia ciertas cosas, y es por esa razón que cualquier exageración puede tener un impacto negativo y aunque se han implementado cambios en la representación dada en pantalla, todavía hay mucho camino que recorrer.
Ahora bien, piensen en un personaje francés de alguna película hollywoodense, ¿cómo es?: arrogante, grosero, seductor, infiel, con boina, un acento fuerte y seguro no se baña. Así, los estadounidenses asignan al hombre y/o a la mujer francesa en una categoría estricta y estereotipada. Encajan a los franceses y a su cultura, para proyectarlos al resto del mundo en la manera que les sea más confortable verlos. Pareciera ser difícil para la industria cultural abandonar estos estereotipos. Resulta muy cómico una persona exageradamente “francesa” por lo que para las comedias funcionan de maravilla; sin embargo, gobiernan profundamente todo el proceso de percepción.
Un ejemplo reciente y que le han llovido críticas es “Emily In Paris”. Emily llega a París para trabajar en la empresa publicitaria Savoir, para apoyar a la agencia con el “American Way” y subir las ventas. Esta “manera de trabajar” debe de ser algo realmente increíble e innovador, ya que sus colegas le confiesan que están intimidados por ella, por sus métodos de trabajo y su energía para trabajar. La serie, y muchas otras películas, presenta “lo francés” como una identidad nacional muy estereotipada. Esta noción de identidad nacional contradice nuestra idea contemporánea de un mundo globalizado y multicultural. La voz, particularmente, es la especificidad de un individuo, por lo que muchos actores y actrices pueden ser reconocidos tras unos segundos de escucha. Sobre todo porque está indudablemente ligado a las especificidades de la producción verbal (articulación, acentos sociales o regionales, etc.), lo que lleva a los actores y actrices a recurrir a un catálogo de elementos sonoros para interpretar personajes, pero sobre todo para significar afiliaciones sociales, regionales o étnicas.
La generalización y encajar a una parte de la población mundial es una de las razones por la cual sobreviven tanto tiempo los estereotipos. Como se mencionó anteriormente, hay un confort en estar todos de acuerdo en un supuesto de verdad, y aun cuando se refuta nuestra pseudo realidad, no logramos ver a la nueva información como la correcta.
Emily in Paris fue nominada a los Globos de Oro como mejor serie y Lilly Collins como mejor actriz, aquí vemos que Estados Unidos no se está dando cuenta de sus errores. Es tiempo de deconstruir la imagen que tenemos de las demás culturas. A estas alturas del nuevo siglo, seguir exprimiendo los estereotipos para vender en lugar de dignificar y repensar las culturas para jugar con el papel de la representación, parece burla. Ya es hora de aprender sobre los demás, olvidar los estereotipos y darles mayor representación en Hollywood, y también dejar de ver este lugar como el único lugar para crear contenido e historias de calidad. Los niños del ahora y los que están por venir, merecen una representación digna de sus raíces.