¿Has escuchado esta frase? Seguramente sí, es triste pero ¿Quién no lo ha oído?
Está mal, no funciona como argumento, se utiliza para dimensionar y comparar lo físico, para determinar el poder del hombre como superior ante la mujer, ya que supone que son más débiles, que no están al a la par y en una misma categoría.
Desde un inicio no es correcto generalizar, porque cae en la falsedad por generar un prejuicio. Pero supongamos que es verdad que el hombre tiene mayor fuerza que la mujer, ¿esto ya justifica el dominio que tiene sobre ella? ¡Por supuesto que no!
Quienes defienden dicha idea normalmente argumentan por medio de los animales, en especial algunas especies que siguen dicha jerarquía, como los leones que el fuerte domina y protege su lugar ante los enemigos que quieren despojarlo, hasta que es vencido por un contrincante más fuerte o simplemente fallece. En cuanto a los humanos para empezar no somos leones, nuestra sociedad no se rige por la fuerza física, tampoco se caracterizan por ello.
En la sociedad humana los que gobiernan/lideran no son los más fuertes sino los más venerados o los más sabios, por lo tanto no se rige por la fuerza física. En la mayoría de las sociedades los gobernantes son los que tienen una mayor experiencia, los jóvenes que suponen tener una fuerza más grande se dejan dominar. Por lo tanto el argumento no funciona, como anteriormente dicho nuestra sociedad no se administra de esta forma, así que no justifica el dominio ante la mujer.
Por último otro contraataque es que el hombre es más violento que la mujer, supone que su conducta ya es agresiva (por ello toma el control) y la mujer es más sumisa. Tampoco no se necesita de la agresividad para dirigir un país, se necesita del trabajo en equipo, cooperación, prudencia, etc. Los líderes no son los más agresivos.
La explicación biológica no permite la justificación moral, es importante no repetir los errores para poder generar un cambio.