Hay días en los que simplemente no puedes. Ni madrugar, ni concentrarte, ni hacer planes. No es flojera. Tampoco apatía. Es un tipo de agotamiento invisible, persistente, que se ha normalizado tanto que muchos ya lo llaman “vida adulta”. Pero no lo es.
Es burnout silencioso. Y es mucho más común de lo que imaginas.
¿Qué es el burnout silencioso?
A diferencia del burnout clásico —el que te lleva al límite, a enfermarte o renunciar—, el burnout silencioso no explota, se instala. Se manifiesta así:
- Estás funcionando, pero sin motivación real.
- Te cuesta disfrutar, incluso de las cosas que antes amabas.
- Vas al trabajo, pero tu mente está desconectada.
- Te cansas solo de pensar en hacer más cosas.
- Vives en modo automático.
- Y lo más grave: crees que es normal.
Las cifras confirman la epidemia silenciosa
- Según el informe Global Burnout Study 2023, el 59% de los trabajadores entre 25 y 44 años en América Latina presentan síntomas de burnout moderado a severo.
- En México, la Secretaría del Trabajo estima que el 75% de los empleados sufre niveles de estrés laboral más altos que el promedio mundial.
- Un estudio de McKinsey & Company (2023) encontró que 3 de cada 5 personas sienten que su nivel de agotamiento mental está directamente relacionado con la cultura de hiperproductividad.
¿Por qué nos pasa?
Porque vivimos en una cultura que romantiza el estar ocupado. Nos enseñaron que decir “no tengo tiempo” es símbolo de éxito. Y porque estamos hiperconectados: mensajes de trabajo a toda hora, redes sociales que muestran gente “logrando cosas” constantemente, y una presión interna de “rendir siempre”.
Además, muchos están emocionalmente sobrecargados: cuidar a otros, sostener familias, resolver problemas ajenos… todo sin pausa.
No, no estás flojo: tu cuerpo está pidiendo un descanso real
La flojera se quita con motivación. El burnout silencioso no se quita con café ni frases motivadoras. Se necesita:
- Reconocer el agotamiento.
- Hacer pausas verdaderas (no solo dormir más, sino reducir estímulos).
- Quitar culpa al descansar.
- Decir no. Y sostener ese no.
- Priorizar el descanso mental, no solo el físico.
Porque rendirse no es lo contrario de luchar. Es escucharse.
Estás haciendo lo mejor que puedes con lo que tienes. No necesitas dar más. Necesitas darte a ti.
Y a veces, eso empieza por no hacer nada… y no sentir culpa por eso.