Desde su fundación en 2002, Bové ha evolucionado de ser una pequeña productora de lácteos a un referente de productos orgánicos en México. Ubicados en ranchos del altiplano mexicano, con pastizales propios, vacas criadas libremente, y prácticas sustentables, la marca ha construido su promesa alrededor de lo “real”: sin hormonas, sin antibióticos y con trazabilidad completa.
Una de las claves del éxito de Bové es su escala de producción artesanal combinada con estándares orgánicos. Actualmente ordeñan unas 880 vacas en ranchos que suman cerca de 1,480 hectáreas, distribuidas en seis establos. Además, tienen un equipo de unas 184 personas involucradas en todo el proceso, lo que permite un control de calidad desde la alimentación del ganado hasta el envasado.
La línea de productos ha crecido para satisfacer diversas necesidades. Van desde la leche entera orgánica hasta versiones deslactosadas, opciones semidescremadas, y también productos más especializados (“barista”) para quienes usan la leche en café y bebidas gourmet. Todo esto con certificaciones orgánicas locales, y sin uso de sustancias sintéticas.
¿El precio? En tiendas especializadas o supermercados con productos premium, el litro de leche orgánica Bové se encuentra entre $40 y $52 MXN dependiendo de la presentación (entera, deslactosada, etc.). Esto pone al producto en un rango alto para consumidores conscientes, dispuestos a pagar más por calidad, origen y sustentabilidad.
Al final del día, Bové no es solo una marca de leche, sino una experiencia: “lo real es el mejor alimento”, reza su lema. Y lo que hace especial a Bové es que no solo lo dice; lo demuestra en sus prácticas, su trazabilidad, su escala orgánica y su oferta diversa. Para quienes buscan que lo que consumen tenga origen claro, sabor auténtico y responsabilidad ecológica, Bové se presenta como una apuesta clara en el mercado lácteo mexicano.








